lunes, 26 de noviembre de 2012

Píldoras para la memoria

Hoy he sentido una profunda indignación acompañada de dolor, al recordar que hace un año, 26 de noviembre de 2011, 4 hombres de la fuerza pública colombiana murieron a manos desalmadas del grupo subversivo de las Farc. Pero también llevo conmigo la impotencia de ver como la indignación de hace un año desapareció con su sepelio, los medios nacionales, no recordaron el terrible hecho que conmocionó a la opinión pública. A veces pienso que si no somos capaces de recordar a nuestras víctimas, el proceso de paz es simplemente un salto al vacío y confirmo lo que dice la sabiduría popular: " Quien no conoce su historia, está condenado a repetirla". Pues bien, los colombianos llevamos más de 50 años repitiendo lo que no sé si por comodidad, indiferencia o conveniencia siempre olvidamos.
Uno de los casos más sorprendentes fue el secuestro de Dagoberto Ospina, niño forjador de paz de la ciudad de Cali, quien fue bajado del bus en el que era transportado al Colegio Mayor Alférez Real. En ese momento tenía 9 años.
Los niños no han sido ajenos al conflicto, sin importar de cual bando vengan los ataques. Ella fue bajada de la ruta escolar en 2001, el 18 de septiembre. Tenía 11 años, casi incomprensible que una tragedia tan grande pudiera tocar una vida tan inocente.
En 2001, más exactamente el 29 de septiembre, en medio de los diálogos de paz, las Farc le quitaron la vida a Consuelo Araujo Noguera, más conocida como "La Cacica", mujer que dedicó su vida a aportar a la cultura vallenata.
En el segundo trimestre de 2002, José Norberto Pérez con disparos en su espalda llegó a otro mundo, quizás cercano al paraíso y se reunió con Andrés Felipe, el niño que conmovió a Colombia con su doble lucha, una contra el cáncer y otra contra los captores de su padre, que no permitieron despedirse en esta vida.
Recordemos cuando el 5 de mayo de 2002, fueron asesinados por el mismo grupo, Guillermo Gaviria y Gilberto Echeverry, ex gobernador de Antioquia y ex MinDefensa respectivamente.
2007: Una noticia que conmocionó a todo el país, el peor magnicidio de la historia nacional, tiros de gracia que acabaron con la vida de 11 de los 12 diputados del Valle del Cauca.
Y eso sólo por recordar los casos más desgarradores. Pero ¿Recuerdan cuantos civiles han muerto por combates, bombas en todas sus presentaciones y demás ataques a la población civil?
Quizás nadie, además de su familia, recuerda a Eduardo Peña Bonilla, de quien nunca se supo a través de pruebas de supervivencia, y fue secuestrado en la toma de Mitú. Algunos dicen que murió, que enloqueció, pero a su familia no le basta con las especulaciones, deben saber a ciencia cierta qué pasó con él, que regrese a la libertad o en el peor de los casos, entreguen sus restos mortales.
Pocos saben de María José Molina, una joven que ya debe estar en los 19 años, y cuando fue secuestrada tenía 15. Es Venezolana y fue secuestrada con su madre, quien fue liberada días después. Sus papás la esperan, junto a sus hermanos, viva, sana y salva. Pero tampoco han conocido una prueba de supervivencia ni una notificiación de su paradero actual o de su estado de salud.
Y finalmente Marco Aurelio Guerra, un señor de la tercera edad, que fue secuestrado hace más de 13 años en Tolima, su familia sólo obtuvo una prueba de supervivencia y la extorción de cancelar un dinero, sin que ello fuera garantía para el regreso de Guerra a la libertad. Su familia aún lo espera. Sus condiciones de salud no eran las más óptimas.
Recordemos, no seamos indiferentes y nos apersonemos de este conflicto hasta el día que toque a nuestra puerta y lamentemos que el mundo entero ignore nuestro padecer. Un país sin memoria, es un país en decadencia, es un país inexistente, pues la memoria, construye la historia y aporta al cambio.

lunes, 5 de noviembre de 2012

Cali: La ciudad sin norte

Muy mal librado salió el alcalde de la capital vallecaucana, Rodrigo Guerrero, en la más reciente encuesta Gallup, pero era algo que como ciudadanía ya habíamos vaticinado.
El 30 de octubre de 2011, es más, 2 meses antes, la gran mayoría de caleños estábamos seguros que su gestión sería ejemplar, como pasó en la década de los 90's, además, el contacto directo que tuvo con la comunidad en general y sus propuestas de campaña, dieron voto de confianza.
Hoy, 10 meses después de su posesión, la realidad es otra. Esa misma población que votó a su favor (y los que no) siente que  no está siendo representada, sus intereses, preocupaciones y necesidades, no están contando con el respaldo del gobierno local.
La SEGURIDAD es lo que más preocupa a la población y no es para menos.Leer después de cada fin de semana los diarios locales, físicos o por internet, de cuántos muertos hubo en ese lapso es aterrador y abrumador. Que se lleve a cabo un homicido en un prestigioso centro comercial al norte de la ciudad, no hace que se tenga mucha confianza al salir a la calle. Si bien los índices de muertes violentas a junio de 2012 disminuyeron respecto al mismo periodo de 2011, no es suficiente. Cali es la ciudad más violenta de Colombia y está dentro de las 50 más violentas del mundo. Títulos que no nos enorgullecen ni en lo más mínimo. Y eso sin mencionar todas las modalidades de hurto al que se ven expuestos los caleños a diario, de los diferentes estratos sociales.
La MALLA VIAL es un desastre total y de ello pueden dar fe quienes han tenido en más de una ocasión, que internar su carro debido a los daños que ocasionan los cráteres que se encuentran en las diferentes vías, como la Av 4 Nte, la av del Río, la cra 5ta Nte, y muchas más a las que hay que hacerle el quite a sus ya conocidos huecos.
TRANSPORTE PÚBLICO: Para muchas personas, es más efectivo el transporte urbano, más rápido e inlcuso más cómodo. Sin polemizar ni atacar lo que se ha hecho buscando el avance de Cali, puedo decír con  conocimiento de causa que es verdad. El Sistema de Transporte Masivo MIO tiene muchos problemas en sus rutas. En ocasiones, las rutas presentan retrasos de más de 20 minutos. La mayoría de los buses padrones no cuentan con el sistema para el ingreso de personas en silla de ruedas. Son pocos y tardan mucho en pasar. Entonces para poder llegar a tiempo a los lugares de origen, ¿Deben sacrificar más horas de su tiempo? ¿Vivir en un estrés constante? Y si por cosas del destino, el clima o del SITM hay un retraso más prolongado de lo habitual, entonces ¿debe exponerse esa persona a recibir un regaño por parte de su jefe? Creo que sería un deterioro a la salud mental de esas personas. El estrés, ansiedad y demás, desgastan mucho. Todo tiene un trasfondo que pocos analizan.
Seguimos viendo NIÑOS TRABAJANDO en lugar de estar en un aula de clases. Muy bonito todo lo de la cobertura educativa, las ciudadelas educativas, los desayunos y almuerzos que se dan en los planteles, pero ¿No debería alguien hacer supervisión que no hubiera ni un solo niño trabajando? Creo que falta regular esa parte. Erradicar el trabajo infantil y la deserción escolar debe ser un prioridad al momento de gobernar, no una alternativa por si queda tiempo.
Y hay un sinnúmero de problemáticas que ya se nos hicieron tan comunes, que las "normalizamos", pero  ¿Realmente la solución a nuestros problemas como ciudad, están en presentar una propuesta de revocatoria?
Al principio, cuando empezó a sonar, estaba totalmente de acuerdo y lo justifiqué con los puntos anteriores, además que muchos de los puntos presentados en campaña, ni se han tocado. Después de leer muchas cosas, con calma, creo que es la opción más facilista y entre todas, la menos viable.
Primero, creo que el dinero que se invertiría en unas elecciones atípicas, de darse la revocatoria, sería muy alto y todos sabemos que Cali no es actualmente la ciudad más adinerada. Segundo, creo que si bien hay muchas fallas tanto en el alcalde como en su gabinete, no son "apocalípticas" y todo se puede solucionar. Tercero, creo que crecimos tan arraigados a esa cultura de que la culpa siempre será de los demás, que no nos deja ver más allá de nuestro sentir. Si tanto nos indigna la situación actual, ¿Por qué no hacemos algo? Podemos pedir resultados. ¿Acaso no es cierto eso que el poder radica en el pueblo? Pero, somos tan facilistas, que es mejor tirar la piedra y esconder la mano y así no vamos a llegar a ningún lado. Nos falta sentido de pertenencia. Aquí vivimos, aquí muchos nacimos, otros son adoptados, pero a fin de cuentas es nuestra ciudad. ¿Es más fácil esperar que otros hagan lo que merecemos y también estamos obligados? Pensemos en ello y en cuanto nos ha costado esa espera. Cuánto hemos padecido con cada una de las situaciones que se presentan en las calles, en las esquinas, en los centros comerciales, en los parques, hasta en nuestras casas. ¿Queremos seguir viviendo esa realidad? No creo, no es la más agradable. Esta administración ha hecho cosas encaminandonos al desarrollo y avance, no lo neguemos. Que quizás no es lo que hemos esperado es cuento aparte. Eso si, no defiendo a ningún político, pero si creo que debemos ejercer un poder más fuerte. El de hacernos los de la vista gorda no es saludable, ni para nosotros, ni para la ciudad y menos para las generaciones venideras. Y qué bueno sería recuperar las palabras de Carlos Duque que dieron paso a una campaña de sentido de pertenencia hacia nuestra ciudad en el 2004: "Lo que es con Cali, es conmigo". Estamos a tiempo.